ÚLTIMO DÍA EN AZRAQ: REALIDADES, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES.
18 de abril de 2019
Abandonamos
Azraq para dirigirnos al campamento de Al Zaatari.
Si las despedidas siempre son difíciles esta
lo fue aún más. No hay palabras para despedirse de quien sabes que te ve
marchar sin las mismas posibilidades que tú, sin tener opción de abandonar el
campamento con unas mínimas garantías de futuro. “Os extrañaremos” y “Agradeced
el apoyo recibido por la gente de vuestra tierra” fueron algunas de las frases
más repetidas. Hace ya cuatro años que visitamos el campamento y la gente cada
vez nos cuenta más de su historia y circunstancias. Realidades que sabes o
imaginas que existen pero que son mucho más duras cuando se escuchan de
cerca. Imposible contener las lágrimas.
Fueron muchas horas compartidas con las
personas refugiadas, llenas de alegría, diversión y mucho cariño. Docentes y
voluntarias sirias nos brindaron un apoyo esencial.
La
dureza de las circunstancias se nota en la desesperación de algunos niños por
conseguir un lápiz o un juego de ajedrez hecho con tapones. Valoran tanto el
material entregado como la canción que cantamos juntos cada vez que resuelven
un ejercicio, felicitando su trabajo con gestos, sonrisas y aplausos.
Estos días en Azraq entregamos 950 libros
(Manual de ajedrez de iniciación y avanzado), un ajedrez gigante y muchos
juegos de tapones con su tablero plastificado, elaborados por distintos
colegios de la provincia. Nos llevamos, además de su cariño, un nuevo ejemplar
de la revista del campamento, que ellos mismos elaboran. Nos cuentan con
orgullo que incluye artículos de difusión científica, literatura y pasatiempos.
Podemos también leer la historia de Mohammad Al Mzaill, un adolescente a quien
conocimos el primer año. Vivía en una familia de clase media y salió de Siria
en 2014, tras morir su padre durante la guerra. Vive en el campamento desde
entonces con su madre y sus cuatro hermanas. Lo definen, tal y como lo
conocimos, como ejemplo de humanidad y optimismo ante un futuro incierto.
O
la historia de Maher Al Haj Husein, voluntario sirio, profesor de inglés que
nos ayudó durante estos días en todas las villas a las que asistimos.
Maher
nos contó, en un entrevista muy personal, las penurias que, junto a su familia
(7 miembros) sufrieron para poder llegar al campo de Azraq, el por qué tuvieron
que abandonar su hogar, su vida… Cómo tuvieron que malvivir en tiendas de
campaña durante 3 meses y 3 días hasta que el gobierno Jordano los aceptó como
refugiados y les permitieron la entrada en el campo de Azraq.
Maher
nos dice que el gobierno Jordano fue muy amable y, sin embargo, la vida en el
campo no es, de ninguna manera, vida.
Como
él mismo nos cuenta en la entrevista, jamás se hubiese imaginado que lo que ha
ocurrido en Siria podría pasar, lo cual nos indica que nadie está libre de sufrir
este calvario.
El
abrazo en el que nos sumergimos, roto únicamente por el llanto, es el mejor
regalo que podíamos recibir. Estas personas son héroes y heroínas, son las que
luchan por un futuro en el que ellos y ellas no tienen cabida, luchan por que
sus nietos tengan la oportunidad ya no de ser libres, si no de VIVIR.
Mañana
comenzamos la segunda fase de esta cuarta inmersión del ajedrez en los
campamentos de refugiados, con la incertidumbre propia de acudir a un
campamento al que entramos por primera vez.
Abierto en 2011, alberga una población similar a la ciudad de Pontevedra
(más de 80.000 personas refugiadas, más de la mitad niños/as). Sus grandes
dimensiones suponen un
gran reto a nivel de infraestructuras y servicios.
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