LAS PERSONAS REFUGIADAS: EL DRAMA LATENTE.
16 de abril de 2019
Ya no somos extraños en este
campo. Nos reciben por la mañana con un control de seguridad menos exhaustivo
que en años anteriores. Nos espera el personal de Care, filial de Acnur, para
acompañarnos a uno de sus centros de actividades. Dividimos el grupo de
voluntarios/as para que parte de nosotros pueda acudir a los centros de Unicef,
trabajando por primera vez en la Villa 3.
Las primeras tres horas vienen a
clase varios grupos de niños, aprovechando el tiempo libre que tienen hasta las
12h que empiezan el colegio. Distintos niveles y edades, niños que siguen
llegando, se desborda la sala… caos, pero dentro del caos reina alegría y
diversión en torno al ajedrez. A las 12h las niñas salen del colegio y se
incorporan a nuestras actividades. Nos sorprende Isra, a quien conocimos en
2016, que nos saluda con gran cariño. Recordamos que el día que la conocimos
nos impresionó dibujando un hermoso juego de ajedrez.
Paralelamente en el centro
Makany, gestionado por personas refugiadas con el apoyo de Unicef. 211 niños y
niñas están registradas en la actividad. En los talleres de interior aprenden
nociones básicas de ajedrez, conocen las piezas, y nos demuestran su alegría y
destreza en cada uno de los juegos.
En el exterior, nos enseñan sus
habilidades acrobáticas a la vez que aprenden los movimientos de las piezas: realizan
carreras de peones, participan en varias dinámicas vestidos con petos de las
distintas piezas, juegan al ajedrez viviente
…
Al final de día, recorremos unos
500 metros por el campamento que nos hacen recordar el aislamiento en el que
viven las personas refugiadas; el drama latente del que en Europa poco se habla
y menos se hace.
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