Ramón Escudeiro Tilve

Campeonato de España de ajedrez 2007

Es difícil comenzar un escrito para hablar de alguien como Ramón Escudeiro, pero lo podríamos hacer con un ‘Gracias por enseñarnos a vivir’, esta es sin duda alguna, la mejor definición que le podríamos dedicar. Nos ha dejado una persona joven (en edad), íntegra, humana cien por cien, que cada día iba entregándonos una piedra para ese fabuloso monumento, lleno de enseñanzas, que ha sido su vida. Representa cada uno de los valores de la vida, por lo que si existiese el Premio Nobel a la amistad, a la tolerancia, al compañerismo, a la solidaridad, a la persona perfecta solo tendría un nombre, el suyo.

       Cuando Ramón estaba presente había garantía de éxito, pero éxito humano. Su forma de ser propiciaba saber adaptarse a las circunstancias en las que estuviese, daba igual un ambiente de niños como de adultos, era la persona que impulsaba la buena armonía, el buen rollo, como diría él; y siempre se finalizaría con una sonrisa, la suya y la de todos los que en ese momento estuviesen con él.

Ramón con Iván Salgado y su maestro, Daniel Rivera.
Campeonato de España 2007 

            Probablemente hayamos perdido un gran músico, un impresionante judoca, un espléndido ajedrecista o un gran fisioterapeuta, pero todos hemos ganado la posibilidad de convivir y de aprender de una bellísima persona; a lo largo de estos 20 años de vida de Ramón, falta el día que una sola persona haya hablado mal de él, que se haya sentido incómoda con su presencia. Era una persona íntegra por excelencia.

Simultáneas solidarias (Alameda, Pontevedra)

            Hace muchos años que el ajedrez se encontró en el camino de Ramón y no sabemos quién le dio más a quien, si el ajedrez a Ramón o Ramón al ajedrez; el deporte le transmitió alegrías, muchas alegrías y amistades, muchas amistades, pero la persona le transmitió al deporte humanidad; al irse enterando el mundo ajedrecista de la noticia, las muestras de dolor han sido innumerables, algunas personas importantes en la vida de Ramón, como Pablo García (su primer entrenador en el ajedrez), Daniel Rivera (su amigo y siguiente entrenador) o David Fernández (amigo y jugador con el que compartió momentos impresionantes), que se encuentran en estos momentos muy lejos de Pontevedra, reciben constantemente llamadas y mensajes de pésame de todo el mundo del ajedrez.

   Es doloroso ver como una persona tan excelente se nos marcha, se nos escapa de nuestras vidas, pero al mismo tiempo es muy sabroso ese poso que ha dejado entre nosotros, poso que sabe a cariño, el que él nos ha dado y el que nosotros deseamos transmitirle a él y a esa fabulosa familia con Ramón y Loli a la cabeza y sus hermanas Paula e Iria, que nos han dado una lección de cómo educar a un hijo y formar a una persona, cariño que también queremos transmitir a esas amistades que no celebraban una fiesta sino estaba Ramón presente, cariño que desde Escola Xadrez Potevedra queremos enviar a todo el mundo que rodeó a Ramón.

Su 'gran vista' en ajedrez

            Se quiso despedir de la mejor manera, y pidiendo permiso a su médico (persona que, junto con su equipo, se desvivió con la situación de Ramón), acudió primero a Benidorm y luego a Badajoz. En Benidorm (a finales de junio), 4º clasificado después de 7 duras rondas en el open de la ONCE, y esta semana pasada en Badajoz, para volver a proclamarse Campeón de España Juvenil de Ajedrez  de la ONCE, cuando ya los dolores le podían, y sufriendo encima del tablero volvió a darnos una lección: El dijo que no desearía pasar los últimos momentos en una cama, sino haciendo algo más en la vida. Y asi fue, consiguió un nuevo hito al lograr el título después de 9 rondas de lucha épica ante sus rivales. Ramón demostró una vez más que su afán de superación rompía con todo lo concebible e inconcebible; después de una época de sufrimientos físicos, logró de forma impresionante, un título que a Ramón no se le resistía; el título de ‘compañero’, compañero de sus rivales, pero además, victorioso ante quien se le ponía delante.

Ramón con sus padres, Loli y Ramón

            La luz que veía Ramón Escudeiro Tilve en el tablero, iluminaba nuestra oscuridad; su clarividencia ante cada jugada esclarecía nuestras dudas en cada movimiento. Que puede ver un jugador como Ramón en cada una de las posibilidades de jugada ante las que a nosotros se nos oscurece la visión.

            Pues sí, así era él, fantasioso en el tablero como el que más y aún encima, dejaba a sus rivales con la vista nublada.

            

Gracias Ramón Escudeiro Tilve, gracias por enseñarnos a vivir.